" TANGIBILIDAD " DEL PROCESO ENFERMERO |
Años después del inicio de la implantación
de la metodología científica de cuidados
enfermeros en nuestro país, el resultado
muestra una progresión lenta y dificultosa.
A pesar de existir líneas de trabajo muy
alentadoras e ilusionantes, la realidad
muestra la presencia de gran cantidad de
dificultades que obstaculizan un desarrollo
pleno y más dinámico del proceso enfermero
en la actividad diaria profesional.
Una de las barreras es la dificultad de
asimilación del proceso en sí. Partiendo de
una base tan teórica (de hecho el modelo de
cuidados expresa en su definición una
abstracción de la realidad) resulta difícil
plasmar en la práctica diaria esta
metodología científica.
Es cierto que, antes esta potencial
dificultad de asimilación, la opción más
directa y efectiva debería ser la
adquisición del conocimiento a través de la
formación y reciclaje profesional. La
experiencia nos muestra que, a pesar de
proporcionar esta formación, no se superan
los obstáculos totalmente, ya que la propia
formación está dotada de contenidos
excesivamente conceptuales y teóricos, hecho
este que perjudica la aplicación a la
práctica diaria de la sistemática aprendida.
Es inevitable dotarnos de conocimientos
teóricos para alcanzar una práctica
científica de cuidados eficaz y eficiente,
pero no podemos cometer el error de
perdernos en inferencias intelectuales del
cuidar que no tenga un paralelismo en la
práctica diaria.
Es nuestra obligación mostrar una teoría
cercana a la práctica, tangible en el día a
día de los cuidados. Si conseguimos ofrecer,
al menos al inicio de la formación en
proceso enfermero, una visión práctica del
método, de aplicación potencial evidente al
trabajo diario, podremos captar la atención
de los profesionales, quienes se
autoconvencerán de la necesidad de
aplicación de la sistemática científica y
las ventajas de la misma.
La pregunta surge al instante. ¿Cómo ofrecer
una formación inicial en proceso enfermero
que sea atractiva, que muestre una
“tangibilidad” tal que no cuestione su
puesta en práctica en el trabajo diario?
Los modelos conceptuales de enfermería son
imprescindibles, como base, para la puesta
en marcha del método, pero son una
abstracción de la realidad.
La primera fase del proceso enfermero, la
valoración, es la única que no se encuentra
normalizada, entendiendo como tal, que no
usa una herramienta estandarizada para su
aplicación, si bien es cierto que se basa en
el modelo de cuidados escogido, no obstante,
implica dificultad, pues, como ya hemos
dicho, el modelo se abstrae de la realidad.
La fase dos, diagnóstico, sí está
normalizada, a través de la Taxonomía II de
la NANDA. A pesar de ello existen
diagnósticos de esta nomenclatura de difícil
compresión, de difícil tangibilidad.
La fase de la planificación, tercera,
identifica los objetivos y plan de trabajo.
Principalmente utilizando la NOC, como
lenguaje estandarizado. Sin embargo, la NOC,
es la taxonomía más “joven” de todas las
herramientas científicas de las que
disponemos para aplicar el método, hecho
este que implica una inmadurez e
inestabilidad que todavía necesitan un
“rodaje” científico mayor. Si bien es cierto
que, posiblemente, sea la taxonomía que
mayor potencial encierra, pues repercute
sobre las fases de valoración, planificación
y evaluación. Se trata de una taxonomía que
muestra, en muchas ocasiones una
subjetividad, todavía, manifiesta, que
requiere de mayor tangibilidad.
Es posible que la fase de la intervención
sea la que menos dificultades ofrece para su
identificación. Puede que no sepamos por qué
intervenimos de una manera determinada en la
aplicación de cuidados, puede que no lo
hagamos de manera estructurada y
sistematizada, ... pero lo que sí tenemos
claro es que intervenimos, empleamos la
mayor parte de nuestro tiempo en desempeñar
intervenciones de enfermería.
Todas estas intervenciones están descritas
en la taxonomía NIC, no somos conscientes de
ello, pero las hacemos. Escuchamos a los
pacientes (NIC escucha activa), les cogemos
de la mano (NIC contacto), permanecemos a su
lado como muestra de apoyo (NIC presencia),
realizamos técnicas clínicas (NIC punción
venosa, sondaje nasogástrico, intubación y
estabilización de vías aéreas, etc ...) y un
largo etc. Identificamos perfectamente todas
estas intervenciones y asumimos que forman
parte imprescindible de nuestro trabajo
diario. Con ello alcanzamos la tan ansiada
“tangibilidad” del proceso enfermero.
Sólo nos falta entonces tomar conciencia de
que debemos desempeñar estas intervenciones
con una visión científica, con un modelo
estructurado y de forma sistemática. Una vez
que, dentro del método, sabemos lo que
hacemos preguntémonos por qué lo hacemos.
Cogemos de la mano al paciente como muestra
de apoyo porque tiene miedo (diagnóstico
NANDA Temor), escuchamos a los pacientes
para ayudarles a expresar sus emociones y
así se adapten mejor a su estado de salud
(diagnósticos NANDA Ansiedad, Afrontamiento
inefectivo, Cansancio en el rol del
cuidador, desesperanza, ... ), enseñamos y
educamos a los pacientes en materia de
cuidados porque no tienen conocimientos
suficientes en materia de autocuidados
(diagnóstico NANDA Conocimientos
deficientes)... y podríamos enumerar
infinidad de ejemplos más.
Es posible que pueda parecer excesivamente
aventurado tratar de explicar el proceso
enfermero empezando por una de las últimas
etapas, pero tal vez sea una eficaz manera
de captar la atención ofreciendo para ello
una “tangibilidad” mayor. En cualquier caso,
más vale un fracaso que no haberlo
intentado.
SEEUE
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