EL
ELECTROCARDIOGRAMA EN UN SERVICIO DE URGENCIAS |
Sergio
Martínez Veny, Margalida Calafell Alemany |
Hospital
Son Llátzer |
La realización del electrocardiograma en la práctica sanitaria
diaria recae, desde hace muchos años, en el personal de
enfermería. No es raro observar, que algunas veces, la
colocación de los electrodos precordiales, no se realiza en base
a la estandarización establecida.
Objetivo:
analizar si las enfermeras cuentan manualmente los
espacios intercostales para colocar los electrodos
precordiales cuando realizan un electrocardiograma, y
averiguar si saben que pueden producirse cambios en su
resultado final, si estos electrodos no se colocan en
las posiciones estandarizadas.
Material
y métodos: se realizó un cuestionario con ocho preguntas
cerradas sobre este tema. Posteriormente se realizó un
análisis estadístico, extrayendo los porcentajes
obtenidos. Resultados: el 62’5% de las enfermeras cuenta
manualmente los espacios intercostales en todas o la
mayoría de ocasiones en que realiza un
electrocardiograma, y un 87’5% cree necesario que se
cuenten de esta manera para realizar correctamente la
técnica. Además un 90’62% están convencidas de que se
producen cambios si no colocan estos electrodos en las
posiciones adecuadas.
Conclusiones: existen todavía un 37’5% de enfermeras que
solamente cuentan estos espacios en pocas o ninguna
ocasión. Este es un punto en el que se puede trabajar,
tras el estudio, para mejorar la atención de nuestros
pacientes. Es positivo destacar que más del 90% de las
enfermeras conocen que se pueden producir cambios en el
resultado de los electrocardiogramas si los electrodos
precordiales no se colocan correctamente.
Palabras
clave: Electrocardiograma, enfermería, urgencias,
valoración.
The accomplishment of the actually daily sanitary
electrocardiogram has been falling, for many years, in the
infirmary personnel. It is not either rare to observe, that some
times, the positioning of the sincerely electrodes, it is not
made on the basis of the indicated standardization.
Objective:
to analyze if the nurses count the intercostal spaces
manually to place the sincerely electrodes when they
make an electrocardiogram, and to find out if they know
that changes in their final result can be produced, if
these electrodes are not placed in the standardized
positions.
Material
and methods: a questionnaire with eight questions closed
on this subject was made. Later a statistical analysis
was made, extracting the percentage. Results: 62'5% of
the nurses manually count the intercostal spaces in all
or most of occasions that an electrocardiogram makes,
and a 87'5% create necessary that they are counted this
way to make the technique correctly. In addition a
90'62% are convinced that changes take place not to
place the electrodes in the suitable positions.
Conclusions: a 37'5% of nurses still exist who only
count these spaces in few or no occasion. Aspect in
which to be able to affect, after the study, to improve
the attention of our patients. He is positive to
emphasize that more 90% of the nurses they know that
changes in the result of the electrocardiograms can be
produced if the sincerely electrodes are not placed
correctly.
Key words:
Electrocardiogram, nursing, emergency room/ urgencies,
evaluation
El electrocardiograma (EKG), es decir, el registro de la
actividad eléctrica del corazón, tras conectar unos electrodos
en su extremo sobre la piel del paciente y conectándolo a un
voltímetro, es un procedimiento, que desde que Einthoven
inventase en el siglo XIX, se han encargado de realizarlo
diariamente las enfermeras (3). Cada día, las enfermeras,
realizamos electrocardiogramas, tanto en los centros de atención
primaria como en los de atención especializada. Dentro de éstos,
prácticamente en todos los servicios del hospital se lleva a
cabo esta técnica (consultas externas, plantas de
hospitalización, urgencias, unidades de cuidados intensivos,
hospital de día, etc). Esto se debe a que es un procedimiento
barato, sin apenas ninguna complicación potencial y que nos
permite tener una valoración del estado eléctrico del corazón,
pudiéndolo relacionar, además, con el estado anatomofisiológico
del mismo (5,6). Seguramente el servicio de urgencias, por el
número de personas que diariamente se atienden en él, es una de
las áreas del hospital en las que las enfermeras más EKG llevan
a cabo.
Las zonas de ubicación de los electrodos precordiales
están estandarizadas, desde que en 1938 la American
Heart Association y la Cardiac Society Britain and
Ireland, definieron la posición definitiva de colocación
de las seis derivaciones precordiales (V1 a V6) (3).
Esta estandarización queda reflejada en toda la
bibliografía consultada sobre este tema. Sin aportar
otra regla para su ubicación, que la de contar
manualmente los espacios intercostales y colocar los
electrodos en los espacios que cada derivación requiera
(1,2,3,4,5,6).
Por la idiosincrasia de cualquier servicio de urgencias,
en muchas ocasiones nos vemos desbordados por el número
de cuidados y de técnicas que hemos de realizar a
nuestros pacientes. En ocasiones nos inclinamos por
sacrificar la ejecución de alguno de los puntos de este
procedimiento, protocolizado en base a una
estandarización científica (3,5,6), aplicando otros
métodos no corroborados científicamente que consideramos
que no nos restan tanto tiempo en su ejecución. Tiempo
que queremos ganar para poder seguir ofreciendo nuestros
cuidados a las demás personas que continúan acudiendo al
servicio. Esta percepción es totalmente errónea, puesto
que este sacrificio se asume en detrimento de la calidad
que ofrecemos en esta técnica. No podemos olvidar que
las técnicas también forman parte de los cuidados que
prestamos a nuestros pacientes. Por los tanto al
disminuir la calidad de éstas también disminuimos la
calidad de los cuidados enfermeros que ofrecemos.
JUSTIFICACIÓN DEL ESTUDIO |
Durante el ejercicio diario de nuestra profesión, en el servicio
de urgencias del hospital en que trabajamos, hemos de realizar,
en numerosas ocasiones, un electrocardiograma a los pacientes
que atendemos. Además, al ser un hospital colaborador con la
Escuela de Enfermería de la Universidad de las Islas Baleares,
durante el curso universitario tenemos alumnos en prácticas a
los que hemos de enseñar como llevar a cabo este procedimiento.
Ejerciendo nuestra función de docentes, en ocasiones nos
encontramos con discordancias entre la forma de realizar
un EKG y la colocación final de los electrodos,
sobretodo los precordiales, tanto por parte de los
alumnos como de algunos de nuestros compañeros. Además,
nuestros alumnos nos plantean dudas sobre si es
necesario contar manualmente los espacios intercostales
para realizar correctamente la técnica; preguntándonos,
también, si la colocación incorrecta de los electrodos
precordiales influye sobre el resultado final del EKG
(1,2,3). Dudas propias de su afán por adquirir las
máximas destrezas en la realización de las técnicas que
nuestra profesión lleva implícita en sí misma. Sin dejar
de tener bien claro, que son sólo una parte de la misma.
No hemos de olvidar que la base que sustenta nuestra
profesión son los cuidados integrales que ofrecemos a
nuestros pacientes.
Al encontrar que estas dudas se repiten de un grupo a
otro de prácticas, e incluso entre algunos compañeros de
trabajo, hemos decidido realizar un estudio puntual para
obtener una visión sobre la técnica del EKG en nuestro
servicio. Con este estudio podremos objetivar si se
produce una mala colocación de los electrodos en la
práctica diaria de los EKG. Además nos ayudará a
descubrir si la incorrecta realización de este
procedimiento se produce por un déficit en los
conocimientos teóricos adquiridos en la universidad o,
por el contrario, debido a la creencia errónea de las
enfermeras que no influye la mala colocación de los
electrodos, al no contar los espacios intercostales
manualmente, en el resultado final del EKG. Es
interesante identificar si las enfermeras tienen esta
mala percepción, puesto que serán ellas las encargadas
de transmitir sus conocimientos, y en muchas ocasiones
sus creencias, a los alumnos que tutoricen durante las
prácticas en urgencias, pudiendo influir en ellos
significativamente de forma positiva o negativa.
Tras realizar una búsqueda bibliográfica por diferentes
bases de datos, encontramos mucha información sobre la
descripción de ejecución correcta de un
electrocardiograma. Pero tan sólo encontramos dos
artículos que abordasen, de forma expresa, las
alteraciones del EKG por una incorrecta colocación de
los electrodos precordiales (1,2).
Realizamos una búsqueda bibliográfica por diferentes bases de
datos (Index, CUIDEN, BDIE, Metas de Enfermería, Rol y Nursing)
con las palabras clave; con un período de búsqueda desde el año
1999 hasta el 2005, ambos inclusive. De todos los artículos
encontrados comprobamos los resúmenes/abstract, consultando de
forma más extensa aquellos en los que se hacía referencia
expresa al tema tratado.
Realizamos un cuestionario en el que se abordaron
diferentes puntos a tratar, y se lo pasamos a las
enfermeras que formaban parte de nuestra población. El
cuestionario fue individual y anónimo. Constaba de ocho
preguntas con respuesta cerrada. Tras la recogida de
todos los cuestionarios procedimos a transferirlos a una
hoja de cálculo y, con el programa Microsoft® Excel,
procedimos a su análisis estadístico, extrayendo los
porcentajes definitivos obtenidos.
POBLACIÓN
: La población de nuestro estudio fueron todas aquellas
enfermeras y enfermeros que estaban asignadas al
servicio de urgencias del hospital Son Llàtzer, estando
en activo laboralmente entre el 08 y el 31 de Enero de
2006. Excluimos de la muestra, por tanto, a todas
aquellas enfermeras que estaban de baja en el momento
del estudio, al personal de coordinación, por ejercer
una función de gestión y no asistencial, y a los dos
autores del estudio. Nuestra muestra específica fue de
64 enfermeras de un total de 72 que conformaban nuestra
plantilla.
Dentro de los años de experiencia como enfermeras
asistenciales, sin centrarnos tan sólo en el servicio de
urgencias, encontramos que un 51’56% tenía menos de 5
años, un 39’06% tenía menos de 11 años y un 9’38% tenía
menos de 17 años. Mientras que no había ninguna
enfermera con más de 17 años en el servicio.
Un 93’75% de las enfermeras nos confirmó que durante las
clases teóricas, en la universidad, se les explicó la
ejecución del EKG, con todos sus pasos a seguir. Tan
sólo un 6’25% contestó no haber recibido dicha
información.
En cuanto a la formación postgrado sobre este tema
comprobamos que, un 18’75% de ellas se había formado
leyendo libros relacionados con el EKG, un 42’19% había
realizado algún curso y un 25% había llevado a cabo
ambas actividades. Sólo un 14’06% de las enfermeras no
se había formado tras la finalización de sus estudios
universitarios.
Al preguntar sobre aspectos más concretos de la técnica
obtuvimos los siguientes datos. Un 17’19% de las
enfermeras siempre contaban manualmente los dos espacios
intercostales (4º y 5º). Un 45’31% sólo los contaba en
la mayoría de ocasiones. Mientras que un 25% de ellas lo
hacía en pocas ocasiones; y un 12’5% no los contaba
nunca.
En aquellas ocasiones en que las enfermeras no contaban
ambos espacios intercostales (un 62’5%), nos centramos
en saber si, al menos, contaban alguno de ellos. Pudimos
objetivar que, al menos, en un 67’5% sí contaban el 4º
espacio, en un 2’5% sólo contaban el 5º espacio. Pero en
un 30% no contaban manualmente ninguno de los espacios
intercostales.
Al analizar las creencias sobre el hecho de contar
manualmente ambos espacios intercostales, obtuvimos: un
87’5% creía necesario contar manualmente para llevar a
cabo correctamente la técnica. Un 90’62% creía que
influía colocar los electrodos precordiales en las zonas
protocolizadas para no alterar el resultado final del
EKG. Además, en un 50% de ellas, la sobrecarga de
trabajo influía en contar manualmente los espacios.
Podemos observar que la población estudiada es jóven, ya
que la totalidad de la plantilla no supera los 17 años
de experiencia. La formación de las enfermeras de
nuestro servicio, tanto a nivel pregrado como de
postgrado, sobre los electrocardiogramas es muy elevada,
puesto que la mayoría de las enfermeras (un 85’94%) se
ha encargado de reciclarse, tras su paso por la
universidad. Datos muy positivos a la hora de contar con
una plantilla de profesionales implicados en ofrecer
unos óptimos cuidados de enfermería.
Pero aún así, cabe destacar que un 37’5% de los
cuestionarios han demostrado que, dichos profesionales,
cuentan manualmente los espacios intercostales en pocas
o ninguna ocasión. La colocación de los electrodos en la
posición estándar establecida es indispensable para
poder establecer que un EKG ha sido realizado
correctamente. Dicha colocación sólo puede realizarse de
forma exacta si se cuentan manualmente los espacios
intercostales (1,2,4,5,6).
Por lo tanto, guiarse de reglas “caseras”, que no tienen
una base científica, nos lleva a ubicar incorrectamente
estos electrodos, puesto que la anatomía de las personas
es diferente de unas a otras. La única forma de
colocarlos correctamente es contar siempre de forma
manual (1,2,4,5,6). Este dato nos indica que todavía se
puede mejorar la tendencia actual de ejecución de los
EKG en nuestro servicio.
En los casos en que tan sólo se cuenta el 4º espacio
intercostal, para colocar V1 y V2, en un 67’5% de las
ocasiones, la mala colocación del los electrodos que se
ubican en el 5º espacio intercostal (V4, V5, V6) también
puede producir alteraciones en el registro final del EKG.
Por lo tanto, este es otro punto en el que podemos
intentar mejorar a partir de este estudio. Hay que
destacar que la mayoría de las enfermeras conocen los
posibles cambios que se pueden derivar de una mala
colocación de los electrodos, asumiendo que se deben
contar manualmente los espacios para realizar
correctamente el procedimiento. Esto nos indica que las
creencias erróneas sobre este tema se dan en pocos
profesionales. Pero aun así no hemos de olvidar que
existen casos en los que la técnica no se lleva a la
práctica según la forma establecida por la bibliografía
publicada al respecto.
Mención especial cabe realizar, sin entrar en polémica
sobre la gestión de los recursos humanos de enfermería
en los servicios de urgencias, sobre la sensación de
sobrecarga en el trabajo. En un 50% de casos dicha
sobrecarga influye en poder contar los espacios. La
sobrecarga de trabajo nunca debería influir en la
calidad personal que un profesional aporta en la
prestación de los cuidados, o en realización de las
técnicas de enfermería.
Esperamos que gracias a los datos obtenidos podamos
reforzar aquellos aspectos positivos de nuestra
plantilla, a la vez que intentemos mejorar en los
negativos. Sobretodo contando de forma manual los
espacios intercostales, para colocar correctamente los
electrodos precordiales. Esto nos ayudará a:
-
Realizar el procedimiento del EKG correctamente y de
forma estandarizada, como nos marca la American
Heart Association y la Cardiac Society Britain and
Ireland (2,4,5,6).
-
Modificar los hábitos en la práctica de los EKG para
facilitar que nuestros compañeros y alumnos
adquieran unas destrezas adecuadas y refuercen sus
conocimientos sobre esta técnica, pudiéndoles hacer
ver que se puede ejecutar un EKG correctamente, es
decir siguiendo todos los pasos establecidos
científicamente, sin que esto nos reste tiempo para
ofrecer todos los cuidados a nuestros pacientes.
1.
García Niebla, J. Imágenes electrocardiográficas
derivadas de una incorrecta colocación de los
electrodos V1-V2. Enferm Cardiol. 2004; año XI:
(32-33): 38-44.
2. Fatimah Lateef et al.
Vertical displacement of the precordial leads alters
electrocardiographic morphology. Indian Heart J. 2003;
55:339-343.
3. Valle Racero, JI.
BIBLIOTECA ECG. Una breve historia de la
Electrocardiografía. Enferm Cardiol. 2001; Año VIII;
(22).
4. Abellán Hervás, MJ et al.
La electrocardiografía en el ejercicio profesional de
enfermería. Enferm Científica. Jul-Agos 2001; 232-233:
54-61.
5. Serrano Gallardo, MP.
Electrocardiograma. Metas de Enferm. Jun 2000; 3(26):
24- 26.
6. Rodríguez Radial, L. El
electrocardiograma. Sistema de registro. En: Jarpyo
editores. Curso Básico de Electrocardiografía. Bases
teóricas y aplicación diagnóstica. Madrid; 1999. p.
13-29.
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