Punción
Intraósea en Urgencias
GARCÍA
GUTIÉRREZ, BEATRIZ
D.U.E.
Experto en Urgencias y Emergencias
112
Castilla y León
PALABRAS
CLAVE :
Punción intraósea,
acceso venoso de emergencia.
INDICACIONES
DE LA TÉCNICA :
Niños o adultos en quienes es imposible establecer acceso
venoso debido a colapso circulatorio de cualquier etiología.
En niños se acepta su uso como segunda alternativa a la vía
venosa, luego de tres intentos o de 90 segundos de intento
de acceso intravenoso.
En adultos se acepta como cuarta alternativa cuando
fracasa la canulación periférica, administración
traqueal, y canulación central.
Constituye una medida temporal mientras se obtiene otro
acceso venoso.
LUGAR
DE PUNCIÓN :
Zona proximal de la tibia ( de elección en menores de
seis años), zona distal tibial por encima del maléolo
interno ( de elección en mayores de seis años)
Otros puntos que se han considerado útiles para el acceso
intraóseo son: esternón, parte proximal del húmero,
clavículas, cresta ilíaca antero-superior, aunque son
menos recomendadas por la fragilidad, localización y
morfología de dichos huesos.
TÉCNICA
:
Prepararemos el material. Existen diferentes dispositivos
de punción intraósea, las agujas con mandril montadas en
una pera de plástico redondeada por donde la asimos, y
las pistolas de punción.
También, y si no disponemos de éstas, podemos utilizar
el fiador de un abbocath grueso, o agujas destinadas a la
aspiración de médula ósea, pero son menos
recomendables.
-
Localizar
el sitio de punción. Se identifica por palpación la
tuberosidad anterior de la tibia, y el sitio de punción
se encuentra entre 1-3 cm por debajo de la tuberosidad
en la superficie medial de la tibia, aproximadamente 1
dedo por debajo y medial a la tuberosidad. Debemos
encontrar una buena superficie lo más plana posible
en este punto mencionado.
-
Uso
de guantes estériles, y si es posible, previo lavado
de manos.
-
Limpiar
la piel en el sitio de inserción con solución antiséptica.
-
Revisar
la aguja y asegúrese que los biseles de la aguja
externa y del fiador interno se encuentren alineados
apropiadamente. Mientras, asegurar que tenemos
preparado el material: suero y sistema purgado con
llave de tres vías, gasas, pinza kocher para fijación,
vendas, esparadrapo.
-
Si
la persona está consciente, puede ser necesaria la
anestesia de la zona de punción con una infiltración
local de anestésico.
-
Sostener
el muslo y la rodilla por encima y lateral al sitio de
inserción con la palma de la mano de la mano no
dominante. Con los dedos estabilice la rodilla. Evitar
que la mano se encuentre por detrás del sitio de
inserción para evitar el riesgo de pinchazo
accidental. La pierna debe estar apoyada sobre una
superficie firme y en una abducción y ligera rotación
externa para exponer la zona de punción.
-
Palpar
la zona e identificar nuevamente la porción plana de
la tibia justo por debajo y medial a la tuberosidad
tibial.
-
Insertar
la aguja a través de la piel sobre la superficie
plana anteromedial de la tibia que ya ha sido
previamente identificada.
-
Avance
la aguja a través de la corteza ósea de la tibia
proximal, dirigiendo la aguja perpendicular (90°) al
eje mayor del hueso o ligeramente caudal (60° hacia
los dedos), para evitar la placa epifisiaria, usando
un movimiento firme de rotación.
-
Parar
el avance de la aguja cuando se sienta una pérdida súbita
en la resistencia. Esta disminución en la resistencia
indica la entrada en la cavidad de la médula ósea.
En este momento es posible aspirar médula ósea,
auque no siempre podemos observar éste fenómeno, así
que de no ver médula al aspirar no daremos por hecho
que está mal colocada la aguja. Toda aspiración de médula
ósea debe ser seguida de irrigación para prevenir la
obstrucción de la aguja.
-
Desartonillar
el seguro y remover el fiador de la aguja.
-
En
el caso de que dispongamos de una pistola de punción
intraósea, la técnica de punción se realiza como se
describe a continuación: Una vez localizado el punto
de punción, aplicamos el extremo de la pistola en esa
zona, retirar el seguro sin mover la pistola y
disparamos la aguja que se clava automáticamente en
el hueso a la profundidad previamente marcada por
nosotros en la pistola.
-
Estabilizar
la aguja intraósea con la pinza de kocher que
vendaremos a la pierna e inyectar lentamente 10 mL de
solución salina normal con una jeringa. Buscar signos
de aumento de resistencia a la inyección, aumento de
la circunferencia de los tejidos blandos de la pierna,
o disminución en la firmeza del tejido. Estos signos
nos indican extravasación o fractura al puncionar,
con lo que habrá que retirar la aguja y no infundir
por esta vía.
-
Si
la prueba de inyección es satisfactoria, conectaremos
el sistema de suero purgado y comenzaremos la infusión.
-
Si
la prueba de inyección no es satisfactoria, remover
la aguja e intentar el procedimiento en la otra
pierna.
QUÉ
SE PUEDE ADMINISTRAR POR UN ACCESO INTRAÓSEO:
Podemos administrar por esta vía exactamente los mismos fármacos
y sueros que podríamos infundir por vía venosa.
COMPLICACIONES
:
Los estudios realizados en animales han demostrado que los
efectos a largo plazo sobre la médula ósea y sobre el
crecimiento óseo son mínimos. Se han reportado
complicaciones en menos de 1% de los pacientes: fractura
tibial, síndrome de compartimiento, necrosis de la piel y
osteomielitis.
BIBLIOGRAFÍA
:
-
Iserson
KV, Criss E.Intraosseous Infusions: A usable
Technique.American Journal of Emergency Medicine.Vol
4(6): 540-542.November, 1986.
-
Sawyer
RW, Bodai BI, Blaisdell FW, McCourt MM. The current
status of intraosseous infusion. Journal of the
American College of Surgeons.Vol 179:353-360.September,
1994.
-
Cheney
P. Reanimación.
En: Behrman RE, Kliegman RM, Arvin AM.
Nelson
Tratado de Pediatría.
15a
ed. Madrid:
McGraw.Hill Interamericana; 1997. p. 316-327.
-
Guidelines
2000 for Cardiopulmonary Resuscitation and Emergency
Cardiovascular care.
Part 10: pediatric advanced life support.
Resucitación
2000; 23:46(1-3): 343-99.
-
Calvo
MC, Ibarra RI, Tovanuela SA.
Emergencias Pediátricas.
2ª ed.
Madrid: Ediciones Ergon; 1999.
-
Guidelines
2000 for Cardiopulmonary Resuscitation and Emergency
Cardiovascular care.
Part 9: pediatric basic life support.
Resuscitation 2000; 23; 46(1-3): 127-341.
-
Barash
G, Cullen F, Stoeling K.
AHA
resuscitation protocols.
En: Smithk JB. Handbook
of clinical anesthesia.
3a ed. Philadelphia:
Lippincott; 1997. p. 849-876.
-
Roberts
D, Todres Y. Reanimación
cardiorrespiratoria pediátrica.
En: Procedimientos de cuidados intensivos
postoperatorios del Massachussets General Hospital.
Barcelona:
Masson Little Brown; 1995. p. 465-470.
|