SEGUNDA ÉPOCA
Nº14 Julio- Agosto de 2010

Editorial

La reciente celebración del XXII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Enfermería de Urgencias y Emergencias y el I Congreso EuroAmericano de Enfermería de Emergencias, ha venido a resaltar, una vez más, la importancia creciente que cada año queda expuesta en este evento, sobre el nivel de calidad y compromiso que  la enfermería de Urgencias y Emergencias mantiene en su vertebración profesional y social, tanto a nivel español, como de aquellos países del ámbito iberoamericano que cada vez más, y cada vez con más fuerza, están contribuyendo a una verdadera “Comunidad de Cuidados Iberoamericano en Urgencias y Emergencias”, de apasionantes perspectivas.

En un ambiente internacional caracterizado por una palabra que, a fuer de ser repetida, ya es aceptada como un elemento justificador de cualquier decisión que suponga un abandono de las tradicionales perspectivas de los individuos y los grupos; el constatar que existen ámbitos y organizaciones donde el concepto  “crisis”, no solo no tiene cabida, sino que por el contrario, supone un horizonte lejano hacia el cual no se orienta su futuro; supone al menos un hálito de  esperanzas, y  un reconocimiento hacia las personas que con su trabajo y esfuerzo son capaces de mantener un pulso firme y seguro que orienta hacia el logro, el éxito y la excelencia.

¿Dónde podríamos encontrar las razones que justifican este análisis que formulamos?.

Para responder a esta interrogante es preciso que consideremos  tomar como punto de partida la  situación social que caracteriza a un tiempo en el que el cambio acelerado de los elementos que  integran las concepciones, valores y estructuras sociales, establecen la necesidad de  un constante esfuerzo de adaptación y readaptación al cambio, para huir del desfase, el descredito, el desanimo, la desmotivación o el desplome estructural, funcional o conceptual al que podemos vernos abocados si no somos capaces de establecer los elementos positivos de acciones y actuaciones que antepongan los valores generales y supremos, sobre los particulares y reduccionistas, de las personas, las sociedades y las organizaciones.

La conceptualización de una sociedad en “crisis” no puede alejarse del concepto de una sociedad en permanente cambio y transformación y si aceptamos este principio estaremos aceptando el verdadero sentir del concepto “crisis” ya que de  acuerdo a su etimología griega, “crisis” significa "decisión" -en su derivación de “Krino”: "yo decido, separo, juzgo"-, y es, por lo tanto, un concepto anclado en la idea de la transformación, a la que  sería un error concederle solo una acepción negativa, hecho que queda claramente reflejado en el concepto que le otorga la etimología china que la palabra "crisis" tiene, como significado, no solo de peligro, sino también: de oportunidad.

Y podemos comprobar cómo estos conceptos de cambio, transformaciones y oportunidades,  afecta a todos los niveles y estructuras de las sociedades de una forma  dura y compleja, exigiéndonos mayores capacidades de adaptación y visiones más amplias de futuros que trasciendan los límites de lo que hasta ahora podían haber sido formulas válidas para planteamientos ya superados  http://www.sabidurias.com/imatges/pixel.gifporque, como apunta Salman Rushdie: “Todas las ideas, incluso las sagradas, deben adaptarse a nuevas realidades”

Hoy en día, el desarrollo organizativo y el crecimiento  están directamente asociados al cambio, hasta el punto de que el cambio y su administración son factores esenciales del éxito social,  pudiéndose destacar entre los   factores que producen esta imperiosidad del cambio: la propia crisis de los sistemas financieros, los avances tecnológicos, la internacionalización de los mercados, la integración económica, la mayor descentralización empresarial y las exigencias de mayor calidad, eficiencia y excelencia, en las personas y las organizaciones, entre otras muchas características que podríamos apuntar.

El fenómeno del cambio no es nuevo. Lo que sí es nuevo -propio de nuestra época-, es la rapidez, frecuencia, naturaleza e impacto del cambio.

Dado el rol decisivo que dicho fenómeno juega para la supervivencia de las organizaciones, éstas han de estar preparadas para afrontarlo con éxito. Por ello, la dirección y administración del cambio son decisivas, pero también lo son la reacción y el apoyo por parte de los afectados.

En las sociedades profesionales y, más concretamente, las vinculadas a las profesiones sanitarias, el fenómeno y la necesidad del cambio es algo que debe mantenerse como un elemento de permanente atención ya que  sus planteamientos  y  su papel en el mundo de la salud, requieren unas visiones que sepan adaptarse a un futuro controvertido y en el que se pueden poner en juego los elementos esenciales que permitan: su desarrollo, o su fracaso.

Y una de estas adaptaciones que consideramos como elemento base de dicho futuro es aquella que permita integrar la diversidad con la unicidad, la integración, frente a la individualización; porque nada puede permanecer en un mundo en crisis, si no es dentro de marcos amplios en los que la fuerza de la unidad garantice los logros del conjunto de esfuerzos que los miembros de un colectivo pueden precisar para alcanzar objetivos de progreso y excelencia.

Hoy por hoy las entidades bancarias, como organizaciones que, en cierta forma, establecen las directrices más importantes de la política económica a todos los niveles sociales, nos muestran bien a las claras cual es el camino.

La creciente ola de fusiones e integraciones de entidades con unos colectivos más o menos amplio de clientes, para constituir organizaciones  de mayor entidad que permita un volumen de negocios que aseguren su supervivencia, son el más claro ejemplo de cuál debe ser el camino a seguir en otros niveles sociales y, entre ellos los asociativos profesionales que, si bien con otras perspectivas, también precisan ir olvidando la tentadora idea de la “cultural taifal” y pasar a integrar organizaciones capaces de liderar a los colectivos profesionales a los que representan y ser una fuerza potente de presencia negociadora, reivindicativa, acreditadora y garante de los valores e intereses de estos colectivos profesionales.

Las asociaciones profesionales, nacidas, en origen, de la libre voluntad de asumir la  defensa y protección de los intereses y de los conocimientos científicos y técnicos de las ámbitos especializados que conforman  colectivos profesionales sanitarios, se deben orientar, cada día más y cada día con más fuerza, hacia nuevos ámbitos de competencias para el progreso, desarrollo y avances de sus ámbitos específicos a través de  elementos propios que guardan relación con la  transmisión del conocimiento que, como en el caso de la SEEUE, se realice a  través de  revistas, páginas web,  reuniones, foros, congresos, etc. Y asuman el papel de garante social de la competencia de sus miembros.

En nuestro sistema constitucional, las sociedades científicas se constituyen en  asociaciones de derecho privado, asimiladas por tanto a cualquier asociación voluntaria, lo que las podría hacer aparecer como poco idóneas, si no reúnen la fuerza asociativa necesaria para otorgarles una representatividad,  adecuada al juego de negociación en el que se pueden dirimir los asuntos necesarios e importantes, para el colectivo al que representan.

Y, por desgracia, podemos constatar cómo este hecho, que tan claramente podemos percibir orienta el devenir de todos los sectores organizativos, tanto bancarios, como de grandes sociedades empresariales; no se conforma de igual forma en el mundo asociativo sanitario en donde no es infrecuente contemplar como para un mismo campo de especialización profesionales, existen, varias asociaciones, nacionales, autonómicas e, incluso a veces, provinciales que se conforman en pequeñas taifas de limitadas posibilidades, con pugnas por hacerse su lugar bajo el sol y repitiendo esquemas y acciones que dividen, desconciertan, disgregan y dispersan el esfuerzo y, lo que es aun más grave, el talento y la experiencia de los profesionales.

Basta dirigirnos a la relación de las actividades congresuales que anualmente se celebran, para constatar esta triste realidad que solo nos lleva a limitadas posibilidades, donde los responsables de esta situación, son incapaces de negociar una integración que permita a sus socios poseer una representatividad que les garanticen los logros posibles, ante sus necesidades y demandas, entre otras muchas ventajas derivadas de la unión y el enriquecimiento mutuo.

La integración creciente de la comunidad iberoamericana de profesionales de enfermería adscritos al campo de las Urgencias, Emergencias y  Cuidados Críticos, a través de la Federación Iberoamericana de Enfermería en Urgencias y Emergencias (IBAMEUE), creemos que es un ejemplo a seguir ya que, manteniendo las diferencias propias de cada país, las organizaciones que la integran, son capaces de confluir en puntos de encuentro y actuación que potencian y hacen presente el papel de la enfermería en ámbitos de tan elevadas connotaciones como es la Organización  Panamericana de Salud (OPS) que como ha quedado patente en el XXII Congreso, con su presencia y participación en la persona de su Directora General, la Dra. Mirta Roses Periago, ratifica estas estrategias de aunar esfuerzo para luchar, no solo contra los elementos que configuran una difícil situación sanitaria a nivel global, sino de potenciar las acciones de los principales agentes que pueden hacerlo: los profesionales sanitarios.
Debemos reflexionar, pues, sobre la necesidad de establecer puentes de unión entre los diferentes sectores y organizaciones del ámbito profesional enfermero  de las Urgencias y Emergencias, para que huyendo de las posturas personalistas o limitadoras que nos separan, se pueda confluir en aquellos aspectos que nos unen y que constituyen el leit motiv de las Sociedades: la defensa y el progreso de sus miembros.

Como en las fusiones empresariales el eje vertebrador es el referente más identificado con los intereses de sus clientes, así la SEEUE se postula como la casa común para el crecimiento de la Enfermería de Urgencias, aglutinando en una fuerza común la superación de los límites territoriales de las Comunidades Autónomas, el mapa europeo y el ámbito iberoamericano, además de estar ya planteando la configuración del foro mundial que acoja las globales inquietudes de nuestra disciplina de cuidados.

En cierta forma, uno de los principios filosóficos de la profesión enfermera es el “enfoque holístico” y, en este sentido éste es el mismo enfoque que formula la Psicología de la Gestalt,  mediante el cual se  percibe a los objetos, y en especial a los seres vivos, como totalidades, teniendo una consideración básica: la que señala que “El todo es más que la suma de las partes", hermoso concepto que nos señala que todo existe y adquiere un significado con los demás elementos del Universo; nada existe por sí solo, aislado.

Yo hago lo mío y tú haces lo tuyo.
No estoy en este mundo para llenar tus expectativas.
Y tú no estás en este mundo para llenar las mías.
Yo soy yo y tú eres tú.
Y si por casualidad nos encontramos, es hermoso.
Si no, no puede remediarse.

Fritz S. Perls (1893-1970)



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