Editorial

La Sociedad Española de Enfermería de Urgencias y Emergencias, la SEEUE ha celebrado en Valencia el pasado mes de marzo su XXI Congreso Nacional, coincidente, este año, con la II Bienal Iberoamericana de Enfermería en Emergencia y Urgencias y las III Jornadas de la Sociedad de Enfermería Valenciana de Emergencias y Urgencias. El número de la Ciberrevista que tienes ahora en tu pantalla es fruto de ese Congreso; se trata de una edición Extraordinaria con la que hemos querido acercar el Congreso de los enfermeros y enfermeras de urgencias y emergencias, nuestro Congreso, hasta tu casa, hasta tu puesto de trabajo, utilizando la red de redes como vehículo y tu ordenador como medio.

Este editorial debe comenzar saludando, saludando a los asistentes al Congreso que con sus aportaciones le dieron contenido científico y saludándote a ti lector hoy y posible congresista mañana; que saludar no es otra cosa que desear salud. Que, sin duda, es la salud el regalo más importante para cualquiera, y eso es lo que, antes que nada, este editorialista desea a todos: Salud y, si es posible, salpicada de confianza, de producción científica y de compañerismo.

Saludar es lo primero y, también, lo más sencillo. Agradecer es más difícil, porque son tantas las gracias que habría que dar que temo olvidos imperdonables. Pero, por encima de toda consideración, mis mayores y mejores gracias deben estar dirigidas a todas las enfermeras y a todos los enfermeros que, desempeñando su actividad en las urgencias y emergencias, acuden año a año a nuestro Congreso a ilustrarnos con sus experiencias, a enriquecernos con sus conocimientos e investigaciones y a alegrarnos con sus anécdotas, configurando de este modo un encuentro donde, predominando lo científico y profesional, el ambiente de camaradería hace que los Congresos de la SEEUE sean un lugar donde se está, nunca donde se pasa.

En el XXI Congreso Nacional de Enfermería de Urgencias han estado excluidas dos actitudes muy frecuentes: el “qué más da” y el “porque si”; con otras palabras, la inerte indiferencia y el capricho arbitrario o, si se quiere buscar otro par de explicaciones, válidas para los casos extremos, la chabacanería y la ocurrencia. Nada se ha hecho en el Congreso de cualquier manera, por salir del paso, con tal de que, mal o bien, sirva.

Fruto de este Congreso, como dijimos, es este Número Extraordinario, con el que hemos querido traerte un trozo de nuestras experiencias y conocimientos.

Con sus artículos os dejo, no sin antes, rememorar una pasaje que dibujara la escritora nicaragüense Gioconda Belli el pasado siglo, ella lo tituló “Los portadores de sueños”, sueños que, como ilusiones transportamos en nuestro cotidiano quehacer los enfermeros y las enfermeras de urgencias en el camino hacia la anhelada especialidad:

“En todas las profecías está escrita la destrucción del mundo.

Todas las profecías cuentan que el ser humano creará su propia destrucción.

Pero los siglos y la vida que siempre se renueva engendraron también una generación de amadores y soñadores, hombres y mujeres que soñaron con la construcción del mundo de las mariposas y los ruiseñores.

Los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías, dijeron que sus palabras eran viejas

Ellos no dejaban de soñar y de construir hermosos mundos, mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se llamaban compañeros, que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban en las muertes, se curaban y se cuidaban entre ellos.

Dicen que la Tierra, después de parirlos, desencadenó un cielote arco iris y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.

Yo sólo sé que los he visto.

Se que la vida los engendró para protegerse de la muerte que anuncian las profecías”

Y yo se que algunos de ellos y de ellas están ahora ahí, leyendo tras la pantalla del ordenador