Sociedad Española de Enfermería de Urgencias y Emergencias

 Número 42

Junio 2006  

 

 

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de Enfermería

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Editorial

 

"ENEANIZACIÓN" DE LAS NUEVAS RECOMENDACIONES EN SOPORTE VITAL

     A finales del pasado año, se publicaron, por fin, las nuevas recomendaciones en soporte vital del European Resuscitation Council (ERC). Vaya, desde estas líneas, nuestro más sincero agradecimiento a todas las sociedades científicas que han participado en la elaboración de las mismas, especialmente al Grupo Español de RCP y demás sociedades de ámbito nacional.

     Como siempre, las modificaciones en las guías de recomendación de actuación ante situaciones críticas, han provocado el debate entre los profesionales que, al fin y al cabo, somos los que ponemos en prácticas estas nuevas recomendaciones. El rigor científico y la evidencia parecen estar aún más presentes en estas últimas guías de actuación.

     Así mismo también ha sido publicado el documento de consenso internacional en RCP conocido como ILCOR, que trata de homogeneizar sistemáticas de actuación entre la AHA y el ERC, acercamiento de posturas desde el punto de vista asistencial entre “el viejo y el nuevo continente, Europa y América”.

     Pero centrémonos en el documento del ERC y su relación con el título de este editorial, “eneanización”. Permítannos, queridos lectores, la licencia semántica. Tratemos de aclarar el término.

     Hace ya bastantes años que, la profesión enfermera, comenzó a asumir, como herramienta para registrar y reforzar su trabajo con metodología científica, la utilización de lenguajes estandarizados, NANDA, NOC Y NIC. El empleo de estos lenguajes estandarizados para facilitar el registro y la aplicación estructurada del trabajo enfermero bajo la óptica del método científico (utilizando como herramienta el proceso enfermero) se conoce como: el uso del lenguaje de “las tres N”, o bien “lenguaje NNN” (NANDA, NOC, NIC). Podríamos decir, por tanto, que la consonante “emblemática” que más se identifica con esta metodología científica es la “N”. Al hablar de la “eneanización” de las recomendaciones en soporte vital avanzado del ERC, no hacemos más que mostrar una visión optimista, a nuestro entender, de cómo esta metodología está empezando a hacerse sitio, de manera natural, en estas recomendaciones.

     Probablemente, la taxonomía NIC, intervenciones de enfermería, sea la nomenclatura más palpable y tangible. Por lo que quizás, nos resulta más fácil de identificar y de entreveer en las nuevas recomendaciones del ERC. Desde hace ya años podíamos identificar intervenciones de enfermería NIC en las guías de actuación del ERC tales como:

  • NIC 2300 Administración de medicación

  • NIC 3160 Aspiración de vías aéreas

  • NIC 4160 Control de hemorragias

  • NIC 6200 Cuidados en las emergencias

  • NIC 3120 Intubación y estabilización de la vía aérea

  • NIC 3140 Manejo de las vías aéreas

  • NIC 4190 Punción intravenosa

  • NIC 3900 Regulación de la temperatura

  • NIC 6320 Resucitación

  • NIC 4200 Terapia intravenosa

  • NIC 3300 Ventilación mecánica

  • ...

     Evidentemente, son intervenciones, en este caso, desde el punto de vista de un modelo conceptual de cuidados de enfermería, que derivan de un problema de colaboración (la PCR), y que por tanto, ha de abordarse en colaboración con el profesional médico. Lo cual, no es óbice, para que la enfermera registre estas intervenciones que realiza, bajo el lenguaje habilitado y consensuado internacionalmente para ello, la NIC. Es más, las guías y recomendaciones, deberían recoger, a nuestro humilde parecer, estas intervenciones que competen al enfermero con la etiqueta y codificación de la NIC. Por supuesto, entendemos la vaguedad y ambigüedad empleada por el ERC al no implicarse a la hora de determinar quién es el profesional que debe llevar a cabo estas intervenciones, ya que no todos los sistemas de emergencias cuentan con personal enfermero entre los miembros de los equipos asistenciales, en algunos casos ni tan siquiera con personal médico, sino que cuentan con personal “paramédico”. No obstante sí creemos que, los respectivos Grupos Nacionales de RCP de los diferentes países, acorde a su legislación y competencias profesionales, sí que deberían pronunciarse al respecto y contemplar estas intervenciones con dicha nomenclatura. En nuestro país, el responsable y personal competente de los cuidados aplicados al paciente es el enfermero.

     Pero, sigamos avanzando y estudiemos las referencias que aparecen en los nuevos documentos del ERC, ... sorprendámonos. Y es que, las nuevas recomendaciones hacen varias alusiones a la intervención específica de enfermería en el contexto de una situación de emergencia (PCR). Paradójicamente, estas alusiones específicas a la intervención de enfermería no contemplan ninguna de las que hemos enumerado anteriormente. Las intervenciones que el ERC otorga de manera específica, nombrando al personal de enfermería, están orientadas a los cuidados del paciente y familia. Esto encaja perfectamente con las nuevas tendencias en la aplicación de los modelos de cuidados de enfermería, en los que la intervención de enfermería no sólo se centra en la aplicación de determinadas técnicas clínicas al paciente, sino que es entendida con una visión global, integradora y holística, interviniendo sobre el paciente, familia y entorno. Esto no quiere decir que se deseche la parte técnica, ni mucho menos, pues es fundamental, especialmente en situaciones críticas. Esto quiere decir que, los cuidados enfermeros, aparte de contemplar una intervención terapéutica técnicoclínica, también deben contemplar una intervención holística (humana, educadora, de relación, seguridad, suplencia, ayuda, ...) ante el paciente, familia y entorno. Y esta intervención enfermera, holística, ha de llevarse a cabo sea cual sea el medio en el que se desarrolle la labor profesional, incluido también el ámbito de las urgencias, emergencias y los cuidados críticos.

     De este modo, las nuevas recomendaciones del ERC, en su apartado sobre ética, sección 8, “The ethics of resuscitation ...” (Peter J.F. Basket, et al,) mencionan la intervención de enfermería sobre estos aspectos en diferentes situaciones:

     Presencia de familiares (Family presence): Resulta gratificante, contemplar que, en unas Recomendaciones oficiales de actuación en Soporte Vital Avanzado con carácter Europeo y evidencia científica, se recomiende el uso de Adrenalina a dosis adecuadas y, también, se recomiende facilitar la presencia de familiares durante las maniobras de SVA en PCR. Han tenido que pasar muchos años y discusiones hasta llegar a nuestros días en los que la comunidad internacional científica concluya que, esta actitud, es beneficiosa y debe de ser ofrecida a la familia.

     En las mismas recomendaciones del ERC, se sustenta esta intervención con numerosos estudios sobre el asunto, que otorgan evidencia científica al hecho. Ofrecer a la familia la posibilidad de estar presente durante las maniobras de SVA en situación de PCR fue incorporado hace años por la AHA en sus protocolos, y años después fue asumido por el ERC en sus guías de recomendación y actuación. En las actuales recomendaciones del ERC, se hace mención específica a que, habitualmente, será la enfermera la encargada de ofrecer un soporte continuo e información a los familiares, que estén presentes, sobre las maniobras que se están aplicando al familiar en situación de PCR, todo ello en un leguaje que puedan entender los familiares. En este sentido, la ENA (Emergency Nurse Asociation), viene recomendando, con estudios y evidencia científica que lo soportan, la presencia de familiares no sólo durante las maniobras de SVA en situación de PCR, sino también la presencia de familiares durante los procedimientos invasivos.

     Unos párrafos más adelante en las recomendaciones actuales del ERC, se puntualiza que, si la situación de PCR se produce fuera del hospital, probablemente los familiares apliquen un soporte vital básico, mientras que llegan los servicios sanitarios. En este caso se les debe ofrecer a los familiares la posibilidad de estar presentes durante la asistencia, e incluso, las recomendaciones del ERC proponen que, si es posible, se permita al familiar la posibilidad de ayudar y, textualmente, “viajar en la ambulancia hacia el hospital”. Continúa el texto recomendando que, si se produjera la muerte en esta situación, se le ofrecerá al familiar la ayuda de su médico de familia y la de la enfermera comunitaria. De nuevo una mención específica a la enfermera.

     A la luz de todas estas recomendaciones de actuación, en las que se hace mención específica a la intervención de la enfermera, nos vienen a la cabeza un paralelismo con gran cantidad de intervenciones NIC,... todo esto que dice el ERC podríamos traducirlo al lenguaje enfermero NIC como:

  • NIC 7110 Implicación familiar

  • NIC 8100 Derivación

  • NIC 7140 Apoyo a la familia

  • NIC 7460 Protección de los derechos del paciente

  • ...

     ¿Quién debería comunicar las malas noticias al familiar? (Who should break the bad news to the relative?): El ERC otorga gran importancia al hecho de comunicar de manera adecuada las malas noticias. Inicialmente descarga esta responsabilidad sobre un médico “senior” (con experiencia) o en su defecto sobre el jefe del equipo. No obstante recomienda que vaya acompañado de un enfermero experimentado, haciendo por tanto partícipe al mismo en la comunicación de malas noticias. Además resalta que, el ir acompañado por un enfermero contribuirá a apoyar y reconfortar al paciente (y a la familia entendemos nosotros), incluso servirá de apoyo al propio médico. A continuación relata una serie de recomendaciones básicas en cuanto al entorno, medios y palabras a emplear para esta comunicación.

     Análogamente al caso anterior podemos correlacionar estos hechos con intervenciones NIC:

  • NIC 5580 Información sensorial preparatoria

  • NIC 5270 Apoyo emocional

  • NIC 5230 Aumentar el afrontamiento

  • NIC 5470 Declarar la verdad al paciente

  • ...

     Conclusiones: Finalmente, en el último apartado de esta sección 8, del documento de Recomendaciones del ERC, se vuelve a mencionar de manera específica al profesional enfermero/a al concluir con la afirmación de que la comunicación de las malas noticias es una de las situaciones más difíciles a las que se enfrenta el personal médico y el personal enfermero, poniendo de manifiesto que, para ello, se requiere tiempo, entrenamiento, compasión y entendimiento. Se nos está diciendo, a través de una recomendación científica, a los profesionales de enfermería, que no sólo es necesario formarse en la atención técnico-clínica para asistir una situación de PCR, sino que también debemos formarnos en otros aspectos más humanos.

     Sea, por tanto, bienvenida esta “eneanización” de las recomendaciones en Soporte Vital del ERC. Confiamos en que sigan por este camino, abandonando ambigüedades con respecto a los cuidados de enfermería en situaciones críticas y recomendando el uso de los lenguajes estandarizados. La SEEUE ofrecerá todo su apoyo y asesoramiento.

     Al fin y al cabo pertenecemos a una extraña profesión que cuida a la persona hasta el final. Es más, incluso sigue cuidándola después del final (NIC 1770 Cuidados postmortem)..    

SEEUE          

    

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